No exactamente. El té no se "echa a perder" como otros alimentos, pero sí envejece. Con el tiempo, va perdiendo su aroma, su sabor y parte de sus propiedades. La calidad disminuye, aunque sigue siendo seguro de consumir si fue bien conservado.

Depende del tipo de té:

• Té verde, blanco, negro y oolong: conservan su frescura entre 12 y 24 meses si están bien almacenados.

• Té pu-erh y fermentados: son la excepción. Con el paso del tiempo, su sabor se vuelve más complejo. Pueden mejorar si se almacenan adecuadamente, como un buen vino.

Los blends que combinan té con otros ingredientes naturales (como frutas secas, pétalos, especias o hierbas) tienen una vida útil más corta. En general, duran entre 1 y 2 años, pero depende de los componentes. Algunas mezclas pueden desarrollar humedad o microorganismos si no se guardan correctamente. Siempre revisá su aspecto y aroma antes de consumirlos.